El coordinador federal de Izquierda Unida, Antonio Maíllo, acusó al presidente de la Junta Directiva, Alfonso Fernández Mañueco, de «abrazar» la tesis política que considera «desarmante y sangrante» en la comunidad.
Esto ha llevado a que el mundo rural se convierta en tierra de energía para ser transferida fuera de Castilla y León, convirtiéndose en una comunidad en la que el problema de la vivienda se aborda solo con «la política típica y absolutamente frustrante del suelo expansivo».
Ante esto, Maíllo aseguró que la izquierda «debe pasar a la ofensiva» para provocar un «cambio de actitud» en el sector progresista, que en 2024 era «inevitable». «Tenemos que decir que aquí está la izquierda», dijo, enfatizando que España y Castilla y León «deben mantener la esperanza ante el saludo, el envenenamiento, el veneno social que inocula la extrema derecha».
En estos términos, el coordinador federal de la izquierda se pronunció en una reunión celebrada el sábado en Valladolid, una cita organizada como «antítesis» a la «ultra cumbre de la extrema derecha y los partidos directamente fascistas» que se celebraba en Madrid, convocada por Santiago Abascal, el líder de Vox, ese «tipo de reacción internacional instalada en la capital de España».
Ante esto, me sitúo por la democracia y «leo con razón» el momento histórico que vive el país y el mundo, donde la izquierda hace «lo que tiene que hacer», que es «construir, para hacer que la política en el país sea el país. Proyectos, propuestas alternativas y transmisión a las personas, la mayoría social», que merece «un gobierno alternativo que aborde los deseos y preocupaciones de la mayoría social.
«Pero sus propuestas políticas no sangran, porque el PP asumió y creo que, frente a las baterías y ya pusimos nuestra tarea en enero», dijo Maíllo.